Interesante artículo de la Psicóloga Patricia Ramírez
La historia ha demostrado que un entrenador con un gran equipo, plagado de talentos, trabajando en un club con cultura e historia y con respaldo de la entidad y afición, no siempre consigue los resultados deseados. Porque un entrenador, antes que dirigir a genios, tiene que gestionar personas. Los futbolistas son personas, y si queremos sacar lo mejor de ellos, si quieres que trabajen en equipo y que el grupo tenga sinergia, tendrás que ser más que un entrenador, un gran gestor de grupos.
Hay personas que tienen carisma, nacen o se forman para facilitar la comunicación con el grupo, y de forma natural y talentosa, conducen al jugador hacia el objetivo, sacando lo mejor que lleva dentro, no solo deportivamente hablando, sino en lo que se refiere a su implicación y compromiso.
No vamos a divagar con estilos de liderazgo, ni debatir que si el democrático, el autoritario o el dejar hacer son peores o mejores estilos. Lo que no tiene vuelta de hoja es la importancia de ser un buen líder, o preocuparte por serlo, a través de la formación y el coaching. Cuando diriges con eficacia:
Repercute en el beneficio del grupo.
- Mejoras las relaciones personales con el grupo y entre los compañeros.
- Estableces un modelo basado en el respeto.
- Transmites entusiasmo y ganas de trabajar.
Sigue estas directrices y verás cómo “dirigir bien” no es tan difícil como parece:
- Trata a los jugadores con respeto, tanto en el contenido (comunicación verbal) de lo que transmites como en las formas (comunicación no verbal). No hace falta gritar ni humillar para parecer creíble.
- Manda mensajes positivos: “si se puede, estamos preparados, confío en vosotros”.
- Si tienes que corregir algo, hazlo de forma breve y centrándote en lo que HACE MAL, no en LA PERSONA.
- Trabaja la reflexión, y hazlo cada día.
- Antes de hacer un comentario, por muy alterado que estés, mide tus palabras
- Refuerza, refuerza y refuerza.
- Plantéales objetivos desafiantes, e incúlcales que son capaces de alcanzarlos
- Saca la cara por ellos, siempre, y sobre todo en público.
- Escucha. Lo que tienen que decir tus jugadores es importante.
- Ten empatía.
- Y ante todo, sé claro y directo